Desde finales de enero, 70 familias de Villa de Álvarez, Colima, se alistan para poner a punto los troncos de árbol, tablas, mecates, otates y sobre todo petates, que generación tras generación se han ido heredando por tradición. Pues las fiestas charro-taurinas se acercan en los primeros días de febrero. Siendo dueños de la plaza cada una de ellas.
Una vez que todos se reúnen en el terreno de tierra de arcilla, en las afueras del pueblo, cada familia comienza a clavar los "horcones" -que son la base- para sostener, luego las vigas y travesaños, que luego van amarrando con mecates y afianzando con cuñas de madera. Todo con la técnica que los ancestros les enseñaron y que segun la historia desde 1850 iniciaron.
El espacio asignado a cada uno de "los petateros" -que así se llaman ellos mismos-, tiene por nombre "tablado" y mide 3 metros de ancho, donde se tienden los tablones que servirán de pasillo central; más arriba se siguen poniendo una tabla que serán los asientos y otras más delgadas para poner la gente los pies y no molestar a los de abajo.
Cada "tablado" se delimita con largas varas de árbol y otates, 2 al frente y 2 en medio, los que sostienen una hilera de 8 petates entretejidos desde la parte alta hasta el ruedo, siendo todo en coordinación con los vecinos. Pues sólo de esa manera se armará la singular y mundialmente histórica Plaza de Toros "La Petatera".
Así como cada familia es dueña y guardián de las maderas, también son cada una de ellas las que cobran la entrada a su tablado, y por ello cada uno tiene una puertita de petate y una escalera, identificadas con un número que va del 1 al 70. Radicando ahí la singularidad de la plaza porque no es de una empresa o persona sino de los "villalvarenses" y orgullo de toda Colima.
Única en el mundo de los toros es "La Petatera" por los materiales que se utilizan en la construcción, así como por tener el ruedo más grande del orbe taurino: 60 metros de diámetro, y por que cada año que es levantada y el aficionado que se acomoda en algún sitio, siente en el aspecto y el ambiente que lo transporta a 150 o mas años en el tiempo. Además por que en los palcos bajos de cada tablado se puede observar la corrida a ras de suelo. Y por si fuera poco desde cualquier lugar se aprecia el majestuoso volcàn de fuego de Colima y sus fumarolas.
Los corrales donde quedan los toros a lidiarse en esa legendaria plaza, también son todos de troncos amarrados con lazos y forrados con petates, los cajones para cada animal, igual, de maderas y petates y sólo una aldaba de acero; pero la forma en que se enchiqueran a los bureles es única: 2 hombres permanecen arriba de los chiqueros ordenando lo que se haga, mientras otros 4, con palos en mano, se alistan a empujar la puerta para evitar que el toro la abra, mientras los de arriba amarran con lazo.
Para orgullo de los colimenses, la famosa Plaza de Toros "La Petatera" ha sido propuesta para que sea considerada como un patrimonio de la humanidad. Y tienen razón en proponerla por que realmente es una joya; ingenio del mexicano y esfuerzo centenario de familias enteras y seguirá por otros 150 años o más.
Fuente:OEM