La crianza de ganado bravo inició en casa de Pablo Hermoso de Mendoza con la intención de proveerse de reses para el entrenamiento de sus caballos. De esta manera el estellés adquirió en principio una punta de vacas sin tentar de la ganadería de Domínguez Camacho, mismas que fueron cubiertas por un semental procedente de las dehesas de Los Espartales, gandería que para ese entonces ya despuntaba en el mundo del rejoneo. Así las cosas la experiencia inicial como criador de toros de lidia la tuvo Pablo con el encaste Murube.
Posteriormente Hermoso de Mendoza decidió mirar a otro horizonte y adquirir vacas de procedencia Osborne, mismas que cruzó en primera instancia con un semental de Daniel Ruiz, añadiendo posteriormente sementales de Santiago Domecq, Juan Pedro Domecq y Garcigrande.
La vacada pasta actualmente en los amplios vallados de la finca Zaraputz, a las afueras de Estella, donde el centauro navarro tiene su residencia. Se trata de un hato no muy amplio, con una multicolor variedad de capas, propias de su encaste.
Este laboratorio de bravura está ya rindiendo frutos puesto que se han lidiado ya algunas novilladas con el hierro de la PH, en Arzacq, Tafalla, Galapagar y Esquivias, por citar las más recientes, y de ellas han salido ejemplares con bravura y recorrido, en la línea y en el concepto a la que aspira su criador.
El mayoral de la ganadería es José Manuel Rodríguez Fácila, el conocido subalterno que también forma parte de la cuadrilla de Hermoso de Mendoza.