De preciosa estampa este alazán anglo-árabe demostró primero ser un excelente caballo de salida, para después revelarse como un estupendo protagonista del tercio de banderillas, en donde combina de forma insuperable agilidad y templanza para así consentir mucho a los toros, llegándoles muy de cerca, aguantando de verdad en los embroques y rematando cada suerte con la ejecución de ceñidas piruetas, que nada tienen que envidiar a las que describió en su momento ese genial y legendario tordo de nombre CHICUELO.
A la par de ello este temperamental alazán suele realizar unas temerarias posadas, citando al toro con su cola, a mínima distancia, componiendo un cuadro lleno de plasticidad y de emoción que le otorga un sello mucho más particular a su quehacer taurino.